Habéis leído el cuento de Benito Pérez Galdós "¿Dónde está mi cabeza?" El relato generó cierto debate que podéis seguir aquí.
Habéis escrito muy buenos finales, algunos incluso geniales. Algunos han optado por resolver el problema sin grandes aspavientos: de repente la cabeza no está y de repente la cabeza vuelve a estar. Otros han intentado dar un marco realista para tanto surrealismo y todo queda resulto en un sueño, pesadilla o incluso, llevado hasta el extremo, la muerte.
Otros han optado por hacer entrar en escena el "arranca cabezas", un nuevo personaje responsable de la decapitación del protagonista del cuento.
Por último, los hay que no han resuelto el enigma y que se han mantenido en el universo de la ficción en la que es posible vivir sin cabeza. Le han rizado el rizo a la historia y se han instalado en el más puro universo de la fantasía.
Vamos a leerlos y a comentarlos. Votaremos el mejor final dejando un comentario.
La historia se resuelve como por arte de magia:
Habéis escrito muy buenos finales, algunos incluso geniales. Algunos han optado por resolver el problema sin grandes aspavientos: de repente la cabeza no está y de repente la cabeza vuelve a estar. Otros han intentado dar un marco realista para tanto surrealismo y todo queda resulto en un sueño, pesadilla o incluso, llevado hasta el extremo, la muerte.
Otros han optado por hacer entrar en escena el "arranca cabezas", un nuevo personaje responsable de la decapitación del protagonista del cuento.
Por último, los hay que no han resuelto el enigma y que se han mantenido en el universo de la ficción en la que es posible vivir sin cabeza. Le han rizado el rizo a la historia y se han instalado en el más puro universo de la fantasía.
Vamos a leerlos y a comentarlos. Votaremos el mejor final dejando un comentario.
La historia se resuelve como por arte de magia:
1) "La buena señora me peinó y entonces en el espejo de delante vi a un señor con una reluciente peluca. Me di la vuelta y no vi a nadie. ¡Me estaba volviendo loco!
Salí de la peluquería, llegué a casa y me miré de nuevo en el espejo. ¡Tenía una hermosa peluca! A partir de aquel día, volví a ser yo mismo, sin transtornos ni nada por el estilo."
Marc G. 1ºA
2) La peluquera, amablemente y con su mejor sonrisa, dijo:
_Sólo una pregunta, señor, ¿por qué se ha dirigido usted a la peluquería?
-Quería preguntarles sobre esa cabeza, ¿es la mía?
-¡Oh, no señor! Nosotros compramos cabezas, pero siempre nos aseguramos que no pertenezcan a nadie.
-¿Y me podríais decir dónde compráis las cabezas?
-Lo siento señor, pero esa información es confidencial.
Yo, otra vez con la incertidumbre de no saber dónde se encontraba mi cabeza, me levanté y me fui corriendo de ese sitio, con la esperanza de encontrar a un vendedor de cabezas o un caza-tesoros.
Después de buscar horas y horas a un vendedor de cabezas, encontré un cartel iEse era mi sitio! Deseoso de poder encontrar al fin mi cabeza, me dirigí al número 27 de la “Calle Mayor”, la dirección que ponía en el cartel.
Cuando entré, vi un sitio oscuro, muerto, sucio. No entendía cómo una persona podía vivir ahí. Llamé, grité, busqué y nada. No había nadie que me pudiera ayudar. Indignado y sin esperanza alguna, me dirigí a casa con ganas de darme un baño, aunque el champú ya no lo necesitaría.
Llegué a casa, dejé la chaqueta y me fui al baño. iNo puede ser! Mi cabeza estaba ahí encima, al lado del jabón de las manos! Había estado todo el rato en casa. Sin más dudas, la tomé y la coloqué encima de mi cuello. Por fin ya podía estar tranquilo. ¡Nunca más me la quitaría!"
Clara G. 1º A
Surge en escena un nuevo personaje: EL ARRANCA-CABEZAS
1) "Me preguntó amablemente:
-¿Qué desea?
Examiné si era oportuno dirigirme a ella de usted o no, ya que aparentaba unos veinte años. Iba a decirle, exigirle que me devolviera mi cabeza, pero me frené. Preferí, decírselo más educadamente.
-Verá usted, señora. Si observa usted bien verá que no llevo mi cabeza donde pertocaría. Así que me preguntaba yo si sería tan amable de acceder a darme mi cabeza que es justo la que hay en el escaparate.
La señorita puso los ojos en blanco. Creo que no logró entender lo que yo intentaba explicarle. Sólo miraba mi cabeza y miraba mi cuello.
Pasaron quince minutos quizá, hasta que la amable señorita entendió lo que le quería explicar y dijo:
-¿A que es suya? De verdad que lo siento. Supongo que le di tanto la lata a mi marido que necesitaba un modelo que él, que es muy bruto, pensó que usted no la necesitaría y se la arrancó. Le ruego que me disculpe y, por supuesto, se puede usted llevar tranquilamente su cabeza.
-¿De verdad?- pregunté. ¿No tengo que pagar nada?
-¡Claro! Aunque me encantaría que accediera usted a hacer de modelo para mi peluquería. Sólo tendría que venir dos días al mes a enseñar su hermosa cabeza a mis clientes.
Me dirigí a mi cabeza, me la coloqué y me despedí de ella.
-Bueno, como sabrá usted, me lo he de pensar, aunque no le digo que no. Gracias por la cabeza y ya volveré. ¡Adiós!
-¡Adiós y buen día!
Y volví a casa todo orgulloso con mi cabeza, donde le tocaba, encima de mis hombros."
Laura N. 1º A
2) "Se sentó a mi lado y me dijo:
-Bonito pelo...
No tuvo tiempo de acabar la frase, porque empecé a preguntar:
-¿Por qué tiene mi cabeza?
La chica se quedó muda:
-Me... me.... me la dio una señora y me dijo que la peinara bien:
-¿Qué señora?
-¡La....Marquesa!
Salí corriendo de la peluquería y me fui directo a su casa. Entré. No había nadie, pero vi una carta en la que ponía:
"¡Lo he hecho por ti!
¡No podía soportar tu calva!
El otro día cuando viniste te la quité y tú no te diste ni cuenta!
Esta es la primera vez que piensas en otra cosa que en la física."
Me quedé inmóvil. Era verdad que era la primera vez que pensaba en otra cosa. Yo siempre pensando en el trabajo, cuando la venía a ver sólo le decía cosas del trabajo, sin apreciar a esa mujer.
Le escribí una nota:
¡Gracias!
Voy a cambiar.
Al cabo de unos días se volvían a ver. Ya llevaba la cabeza y ya no pensaba en el trabajo. Era feliz.
Clara C. 1º A
Y todo había sido un sueño/pesadilla:
1) "Cuando la peluquera se acercó a mí, con el peine en la mano, pensé...
-¿Para qué lleva un peine en la mano si no tengo nada que peinar?
Pero, de repente, miré al frente y vi a una persona que llevaba mi cabeza.
-¡Pero si soy yo! ¡Así que nunca había perdido mi cabeza! ¡Estaba mirándome en un espejo y veía claramente que llevaba mi cabeza! Todo había sido una cruel pesadilla.
Samuel M. 1ºA
2) "Estuvimos hablando mucho rato sobre mi cabeza y lo que me pasaba. Finalmente, tuve el impulso de ir a coger la cabeza aunque no fuera mía, pero por otro lado, la belleza de esa mujer era extraordinaria y no quería causarle problemas. De repente se detuvo el tiempo. Experimenté una sensación nueva y vi a dos figuritas minúsculas flotando. Se acercaban y pude ver qué eran. No me podía creer lo que estaba viendo, eran un demonio y un ángel, los dos sin cabeza, que discutían sobre la belleza de la mujer y la cabeza. Pensé que estaba alucinando y me empecé a reír como un borracho. Vi que no funcionaba, quería darme bofetadas, pero no podía porque no tenía cabeza. Grité y lloré para salir de ese lugar infernal, pero no podía. Pensé que mi vida era un fracaso, que ya no podía hacer nada al respecto, que no servía para nada, cuando desperté."
Laia B. 1º A
3) Aquella mujer se parecía a mi fallecida esposa, pero sólo había un problema... ¡Estaba muerta! Entonces noté que yo también estaba muerto. En ese momento, me pregunté por qué mi mayordomo y el doctor Miquis me habían visto. Y reindo apareció el doctor, asustándome, y explicándome que estaba en la ciudad de los muertos. Preocupado, chillé: ¡Ahhh!
De repente, desperté. Todo era un sueño y me levanté corriendo para ir al baño. Mientras corría, noté un bulto encima de mis hombros. En el espejo pude ver mi cara sonriente.
Oscar S: 1º A
4) "Luego oí un fuerte ruido que sonaba dentro de mi cabeza, un ruido ensordecedor. Así que no pude evitar despertar de esa horrenda pesadilla, que me atormentaba en ese momento, en mi inconsciente, en lo más profundo de mi mente.
Me di cuenta de que era sólo un sueño, al tocar con mis manos y sentir con mis dedos mi cuello y mi cabeza en mi cuerpo tumbado en la cama, después de haber salido de fiesta la noche anterior con mis amigos y beber unas cuantas copas de más.
Me levanté de la cama dispuesto a empezar el día y prepararme una buena taza de café caliente, para poder despertar y estar bien a la hora de ir a trabajar... ¡que muy bien merecido lo tenía después de una horrible y mala pesadilla!
Rebeca N. 1ºB
5) Cuando estaba soñando vi a una señora que no tenía cabeza, era mi mujer, me asusté; fui caminando tranquilamente por la calle, pero no solo me encontré a la señora, también vi al vecino sin cabeza y al jardinero, muy amigo mío.
Tenía que ir a la clínica dental, entré en la recepción, pero tampoco la gente allí tenías cabeza. Entonces, entré con el doctor y tampoco tenía cabeza ¡ahhh! Me asusté.
Fui corriendo hasta mi casa y en la placa que decía nuestro nombre, ponía : “ el presidente de los muertos”. Entré dentro de la casa. ¡No era posible: todos estaban sin cabeza! Me dijeron ¡¡¡vienes tarde!!!! De repente, grité: ¡ahh! Fui corriendo hasta el lavabo. Todo el pasillo estaba lleno de sangre, me seguían. Entré y vi el grifo abierto: derramaba sangre. No me lo podía creer, me miré y tampoco tenía cabeza.
De repente me desperté. Fui corriendo, todo estaba inundado. Al entrar vi que había dejado el grifo abierto, me miré al espejo y todo había sido un sueño: ¡tenía cabeza!
Me vestí y corriendo fui a la clínica. Vi a mi vecino con cabeza y al jardinero también; y el doctor de la clínica también tenía cabeza: ¡todo volvía a ser normal!
6)
Todo parecía una locura porque ¿Por qué tenía un peine si no tenía cabeza, o mejor, si no tenía cabello? Durante un momento me quedé en blanco... Pensando y pensando hasta que la voz de la hermosa mujer me interrumpió.
Hablando 10 minutos con ella se me ocurrió preguntarle por la cabeza, con una gran peluca, con barba corta, ojos azules... en fin mi cabeza. Ella decía que la tenía puesta y me preguntó tres o cuatro veces:
¿Estás loco? Yo cada vez le decía que no, pero ella insistía, así que me quiso demostrar que si me cortaba el pelo y yo lo veía en el suelo es que tenía cabeza.
La mujer acercó las tijeras y, por un instante, cerré los ojos y cuando me dijo que los abriera... Estaba en la cama de mi casa. Lo primero que hice inmediatamente después de quedarme pensativo y extrañado y preguntarme ¿Qué me ha pasado?, era tocarme la parte superior del cuerpo, la cabeza, a ver si estaba pero no me atrevía, tenía miedo. Después de un rato, con más pánico que curiosidad, acerqué mis dedos donde tenía que estar mi cabeza, volví a cerrar los ojos y cuando mis dedos tocaron algo los mantuve allí, porque mi cabeza estaba en su sitio.
Lo que me estaba pasando era muy raro, pero me quedé un buen rato en la cama pensando y llegué a la conclusión de que:
¿Podrá haber sido todo esto un sueño?
¡Nunca pensé que tener cabeza me haría tan feliz!
Alberto V. 1ºA
Atrapados en la ficción: rizando el rizo
1) "Salí a la calle en busca de una respuesta. Cual fue mi sorpresa cuando intuí, no pude ver porque no tenía cabeza, que el mundo estaba parado. Caminé y no encontraba a nadie.
Yo quería saber dónde estaba mi cabeza, pero no encontré respuesta hasta que oí un aullido y pensé: Es un perro, puede olfatearme y encontrar mi cabeza.
Me acerqué al perro y cual fue mi sorpresa cuano noté que él tenía mi cabeza, porque al tocarle noté mis ojos, mi nariz, mi boca, etc.
Pensando en por qué tenía el perro mi cabeza, recordé que la noche anterior le había pegado una patada al perro en todo el morro. Cuando me fui a casa debió de seguirme y esperar el momento adecuado para arrancarme la cabeza.
Oscar R. 1º A
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2) "Viendo el esplendor de la mujer, abrí los ojos y descubrí que todo lo ocurrido no era más que una simple pesadilla de media noche. Me levanté y me miré en el espejo de mi habitación, y allí estaba, tal como la había dejado. Fui a refrescarla al baño y después baje las escaleras al primer piso. Llegué a la cocina y, al abrir la nevera, descubrí la cabeza de mi hijo menor, Pablito, que ahora dormía plácidamente ajeno a la gran pérdida que acababa de sufrir. La cogí con sumo cuidado y me dirigí a su habitación. Le desperté con la mano que tenía libre y le coloqué la mollera procurando que quedara en su sitio. Cuando observé mi obra, comprobé una ligera sonrisa en el rostro de mi hijo. Este volvió en sí, y yo, curioso, le pregunté:
-¿Sabes que tu cabeza estaba en el frigorífico?
Él tímidamente y con una leve sonrisa me contestó:
-Es que mañana tengo examen y ¡quería tener las ideas frescas!
Paula T. 1ºB
3) Cuando me senté en la silla que la mujer me indicaba, me di cuenta de que a mi alrededor había dos hombres más sin cabeza.
Les pregunté cuánto tiempo hacía que se encontraban en esa situación. El primero me contestó que llevaba dos días y el segundo, una semana.
Me empecé a asustar y a sentirme mareado. Si hubiera tenido la cabeza en su sitio, posiblemente también hubiera tenido una gran migraña.
La hermosa mujer se fue a la trastienda, dejándonos solos un rato. Fue entonces cuando aproveché para preguntar a mis nuevos amigos decapitados quiénes eran y por qué estaban allí. Para mi gran asombro, los dos eran reconocidas personalidades, compartían el mismo Dr. Miquis y también frecuentaban a la Marquesa Viuda.
En ese instante volvió de la trastienda la hermosa mujer y nos confesó que era la hermana de la Marquesa viuda y que junto al Doctor se habían encargado de robarles las cabezas para así quedarse con su inteligencia.
Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo al imaginar mi nueva vida sin cabeza...
Joaquim M. 1º B
4)
-¡Buenos días tenga!-dije- ¿Puedo hablar con usted un momento?
-¡Claro! -dijo- Soy toda oídos.
-¡Mire, es que, bueno... yo... , ¡que ustedes tienen mi cabeza! -dije todo preocupado.
-Bueno señor... ¿a qué se refiere? -dijo la mujer toda sorprendida.
-¿No ven, ese maniquí? Tiene mi cabeza, si no es verdad, ¿por qué no tengo cabeza?-dije yo furioso.
-Pues..., no sé señor, tal vez..., su cabeza sea invisible... -dijo toda asustada como si guardara un secreto.
Podía ser que tuviera razón -pensé para mis adentros- ya que la noche anterior había tenido un experimento en mis manos. Me podía haber quedado dormido perfectamente sin darme cuenta, que el experimento me cayera encima y que hiciera efecto en mi cabeza.
Mientras yo cavilaba estas suposiciones, la peluquera confesó:
-¡Vale, señor! lo admito: esa es su cabeza, pero no la verdadera, sino que es una copia.
-¡Cómo que es una copia! Explíqueme todo lo que sucedió la noche pasada sin dejarse ni una cosa- dije yo sorprendido.
-Verá, el otro día, vimos en un cartel de publicidad su cabeza y pensamos que sería perfecta para hacerla como maniquí. Así que esa noche entramos en su casa sin permiso, subimos y vimos que usted estaba profundamente dormido en su despacho. Así que hicimos una copia, pero se nos cayó un poco de espuma de cabello en su experimento. En el líquido se produjo como una especie de explosión y el líquido salió precipitado y se derramó sobre su cabeza. Le llevamos a su cama para que no sospechara nada y eso es todo lo que sucedió.
¡Así que la espuma de cabello había conseguido que mi experimento tuviera como efecto producir invisibilidad! Me fui a casa corriendo como un galgo persiguiendo a una liebre y enseguida me puse a trabajar como un loco para dar con el antídoto.
Pasaron varias horas y aún no lo había conseguido hasta que a José se le cayeron unas gotas de café con leche encima del antídoto y este consiguió que mi cabeza volviera a ser visible. Le di las gracias a José y fue así como recuperé mi cabeza.
Pasaron varias horas y aún no lo había conseguido hasta que a José se le cayeron unas gotas de café con leche encima del antídoto y este consiguió que mi cabeza volviera a ser visible. Le di las gracias a José y fue así como recuperé mi cabeza.
Iván M. 1º A
Bueno Inés, me he leido todos los textos, bueno alguno era muy largo, y la clasificacion que si es que le habian arrancado, que esto, etc. Bueno todos eran muy divertidos.
ResponderEliminarIván 1 A